PERSONAJES DE LA LEGION
CUESTOR CAYO FLAMINIO
Cayo Flaminio (en latín, Gaius Flaminius) fue un político y militar de la República romana que alcanzó el cargo de cónsul en 187 a. C., junto con Marco Emilio Lépido.
En 210 a. C. ocupó el cargo de cuestor (quaestor) de Publio Cornelio Escipión el Africano en Hispania.
En 193 a. C. fue pretor, recibiendo la provincia de Hispania Citerior (se extendía por la costa este de Hispania, desde los Pirineos a Carthago Nova) con la orden del Senado de enviar de vuelta a los veteranos de Hispania y con la autorización de alistar allí legionarios. Hizo la guerra con éxito para los romanos; asedió y conquistó la rica ciudad de Licabrum (la actual Cabra, Córdoba) e hizo prisionero a un caudillo hispano, de nombre Corribilo.
El 187 a. C. obtuvo el consulado junto con Marco Emilio Lépido.
Flaminio derrotó tras varias batallas a los triniates y los desarmó, y después atacó a los apuani, otra tribu lígur que había invadido los territorios de Pisa y Bononia, que también fueron sometidos; para no tener las tropas desocupadas empezó la construcción de una vía romana entre Bononia y Ariminum y su colega otra entre Placentia y Ariminum que se tenían que juntar con la Vía Flaminia.
Cayo Flaminio (en latín, Gaius Flaminius) fue un político y militar de la República romana que alcanzó el cargo de cónsul en 187 a. C., junto con Marco Emilio Lépido.
En 210 a. C. ocupó el cargo de cuestor (quaestor) de Publio Cornelio Escipión el Africano en Hispania.
En 193 a. C. fue pretor, recibiendo la provincia de Hispania Citerior (se extendía por la costa este de Hispania, desde los Pirineos a Carthago Nova) con la orden del Senado de enviar de vuelta a los veteranos de Hispania y con la autorización de alistar allí legionarios. Hizo la guerra con éxito para los romanos; asedió y conquistó la rica ciudad de Licabrum (la actual Cabra, Córdoba) e hizo prisionero a un caudillo hispano, de nombre Corribilo.
El 187 a. C. obtuvo el consulado junto con Marco Emilio Lépido.
Flaminio derrotó tras varias batallas a los triniates y los desarmó, y después atacó a los apuani, otra tribu lígur que había invadido los territorios de Pisa y Bononia, que también fueron sometidos; para no tener las tropas desocupadas empezó la construcción de una vía romana entre Bononia y Ariminum y su colega otra entre Placentia y Ariminum que se tenían que juntar con la Vía Flaminia.
LA PRINCESA IRIA
Entre los rehenes figuraba la princesa Iria, hija del rey íbero Cástulo, y prometida del príncipe Alucio.
La princesa, de cautivadora belleza, fué separada de los rehenes y reservada como regalo al joven general Escipión por sus hombres, pero, en una gran decisión política, el general romano la puso bajo la protección de una escolta de oficiales de probado juicio y le concedió la libertad, para entregarla finalmente a su prometido.
Este acto es conocido como “la continencia de Escipión”.
Entre los rehenes figuraba la princesa Iria, hija del rey íbero Cástulo, y prometida del príncipe Alucio.
La princesa, de cautivadora belleza, fué separada de los rehenes y reservada como regalo al joven general Escipión por sus hombres, pero, en una gran decisión política, el general romano la puso bajo la protección de una escolta de oficiales de probado juicio y le concedió la libertad, para entregarla finalmente a su prometido.
Este acto es conocido como “la continencia de Escipión”.
PRINCIPE ALUCIO
El príncipe celtíbero Alucio estaba prometido a la princesa Iria. Cuando los romanos entraron en la ciudad de Qart-Hadast mandaron llamar a los familiares de los rehenes para entregárselos y entablar alianzas con sus pueblos.
El general Escipión otorgó la libertad a Iria y entregó al príncipe Alucio, como dote para la futura boda, el oro que los padres de su prometida Iria traían como rescate.
El general Escipión otorgó la libertad a Iria y entregó al príncipe Alucio, como dote para la futura boda, el oro que los padres de su prometida Iria traían como rescate.
Agradecido por el gesto del general romano, Alucio puso a disposición de su ejército una tropa de 1.400 jinetes y le regaló un broquel (escudo labrado en plata). Escipión perdió el regalo vadeando el Ródano, que presuntamente fue encontrado en 1665 por unos pescadores que lo sacaron con sus redes.
El príncipe celtíbero Alucio estaba prometido a la princesa Iria. Cuando los romanos entraron en la ciudad de Qart-Hadast mandaron llamar a los familiares de los rehenes para entregárselos y entablar alianzas con sus pueblos.
El general Escipión otorgó la libertad a Iria y entregó al príncipe Alucio, como dote para la futura boda, el oro que los padres de su prometida Iria traían como rescate.
El general Escipión otorgó la libertad a Iria y entregó al príncipe Alucio, como dote para la futura boda, el oro que los padres de su prometida Iria traían como rescate.
Agradecido por el gesto del general romano, Alucio puso a disposición de su ejército una tropa de 1.400 jinetes y le regaló un broquel (escudo labrado en plata). Escipión perdió el regalo vadeando el Ródano, que presuntamente fue encontrado en 1665 por unos pescadores que lo sacaron con sus redes.
MERITA, LA MUJER DE MANDONIO
Esposa del Ilergete Mandonio, hermano de Indíbil. Se cree que su nombre era Merita. Fue retenida en Quart-Hadast como medio de presión para que su pueblo respetara su alianza con los carthagineses.
En el pasaje de la liberación que representamos toma la responsabilidad de velar por las rehenes y por la princesa Iria en particular.
Esposa del Ilergete Mandonio, hermano de Indíbil. Se cree que su nombre era Merita. Fue retenida en Quart-Hadast como medio de presión para que su pueblo respetara su alianza con los carthagineses.
En el pasaje de la liberación que representamos toma la responsabilidad de velar por las rehenes y por la princesa Iria en particular.