La continencia de Escipión, de Carthago Nova al arte
La continencia de Escipión es una escena clásica en la que el general romano Escipión el Africano, tras liberar a los rehenes celtíberos que estaban retenidos en la que sería a partir de entonces Carthago Nova, en 219 a.C., rechaza a la bella joven que le habían reservado sus soldados y la devuelve a su familia y prometido.
Clemencia, magnanimidad o continencia de Escipión son las denominaciones convencionales de un tema artístico muy desarrollado desde el Renacimiento y el Barroco por la literatura, la ópera (sólo entre 1664 y 1815 hasta 19, de Francesco Cavalli, Alessandro Scarlatti, Tomaso Albioni, Georg F. Handel, J. Christian Bach…) y las artes plásticas, como tapices, camafeos y sobre todo pinturas (Bellini, Anthony van Dyck, Nicolas Poussin, Lemoine, Tiépolo, Federico de Madrazo,...). Quizás sea este el gesto más representado de la historia del arte.
La toma de Cartagena, episodio clave de la Segunda Guerra Púnica en la península ibérica, se narró por primera vez en las Historiae de Polibio (mediados del siglo II a. C.); y se desarrolló posteriormente en la literatura latina (Tito Livio, Floro, Silio Itálico, Apiano, Dion Casio), con secuelas hasta el siglo VI. Como tema iconográfico aparece en la pintura del Renacimiento, y continuó siendo muy desarrollado por la pintura de historia hasta el siglo XIX.
Clemencia, magnanimidad o continencia de Escipión son las denominaciones convencionales de un tema artístico muy desarrollado desde el Renacimiento y el Barroco por la literatura, la ópera (sólo entre 1664 y 1815 hasta 19, de Francesco Cavalli, Alessandro Scarlatti, Tomaso Albioni, Georg F. Handel, J. Christian Bach…) y las artes plásticas, como tapices, camafeos y sobre todo pinturas (Bellini, Anthony van Dyck, Nicolas Poussin, Lemoine, Tiépolo, Federico de Madrazo,...). Quizás sea este el gesto más representado de la historia del arte.
La toma de Cartagena, episodio clave de la Segunda Guerra Púnica en la península ibérica, se narró por primera vez en las Historiae de Polibio (mediados del siglo II a. C.); y se desarrolló posteriormente en la literatura latina (Tito Livio, Floro, Silio Itálico, Apiano, Dion Casio), con secuelas hasta el siglo VI. Como tema iconográfico aparece en la pintura del Renacimiento, y continuó siendo muy desarrollado por la pintura de historia hasta el siglo XIX.
Tomando como base el primitivo texto de Polibio, Tito Livio retomó el asunto en su Ab Urbe condita libri (finales del siglo I a. C.) El nuevo relato resulta notablemente ampliado y enriquecido con respecto al original: tras la toma de la ciudad de Qart Hadasht y el reparto de premios entre los vencedores (que incluyó una insólita doble concesión de la corona mural) unos soldados romanos presentan ante Escipión, como botín de guerra, a una joven de excepcional belleza. La muchacha era una princesa nativa, prometida de Alucio, un caudillo celtíbero. El padre de la princesa acude portando un rescate para su liberación. Escipión, joven y mujeriego, está tentado de quedarse a la joven para sí; no obstante, da orden de devolverla a su padre, consignando el rescate como dote para las bodas.
En realidad, la naturaleza de la decisión de Escipión fue esencialmente política: la presencia en Cartagena de un gran número de rehenes mantenidos por los cartagineses como prenda de la fidelidad de distintos pueblos indígenas de la península ibérica, ofreció a los romanos la posibilidad de realizar una operación de gran alcance. Los liberaron sin más pago que volver a sus lugares de origen, convirtiéndose así en los mejores embajadores posibles de Roma.
En nuestra sección de videos de temática romana se puede escuchar al catedrático y novelista Santiago Posteguillo explicar este pasaje de la historia.
En realidad, la naturaleza de la decisión de Escipión fue esencialmente política: la presencia en Cartagena de un gran número de rehenes mantenidos por los cartagineses como prenda de la fidelidad de distintos pueblos indígenas de la península ibérica, ofreció a los romanos la posibilidad de realizar una operación de gran alcance. Los liberaron sin más pago que volver a sus lugares de origen, convirtiéndose así en los mejores embajadores posibles de Roma.
En nuestra sección de videos de temática romana se puede escuchar al catedrático y novelista Santiago Posteguillo explicar este pasaje de la historia.