Cuestores: gestores de la economía de la campaña
Un cuestor (del latín qvæstor, "indagador") era un tipo de magistrado de la antigua Roma. El rango de cuestor era el primer escalón de la carrera política (cursus honorum) y por lo tanto era paso obligado para los que querían llegar a ser senadores.
La función de los cuestores fue variando con el tiempo. El papel que desempeñó el cuestor en esta campaña fue el de controlar los gastos, pagar los salarios a los soldados, hacerse cargo del botín y en el caso de los rehenes que los Carthagineses mantenían cautivos en Quart-Hadast, protegerlos y entregarlos a sus distintos pueblos de origen para firmar alianzas entre los íberos y Roma.
La función de los cuestores fue variando con el tiempo. El papel que desempeñó el cuestor en esta campaña fue el de controlar los gastos, pagar los salarios a los soldados, hacerse cargo del botín y en el caso de los rehenes que los Carthagineses mantenían cautivos en Quart-Hadast, protegerlos y entregarlos a sus distintos pueblos de origen para firmar alianzas entre los íberos y Roma.
Los primeros cuestores fueron jueces encargados de los casos de asesinato y de insurrección o alta traición que se elegían específicamente para cada caso. Simultáneamente a estos cuestores judiciales existieron los cuestores administrativos, en los cuales delegaba el rey la administración de los fondos públicos.
Con la República (420 a.C.), sus funciones pasaron a los cónsules que las delegaron en dos cuestores civiles (para el aerarium o Tesoro público) y dos cuestores militares (para las arcas del Ejército). Cuando un cónsul partía a una campaña militar le acompañaba uno de los cuestores que, en un principio, estaban encargados de gestionar la venta del botín (que se vendía a los pies de una lanza, es decir, sub hasta, que indicaba que los bienes eran propiedad de Roma) y cuyos beneficios podían repartirse entre las legiones o ser transferido al aerarium de Roma. También controlaban los fondos del ejército que habían recibido de Roma para pagar los gastos de la campaña y pagaban a los soldados su salario (del latín salarium, ya que podía ser pagado en parte en algo tan valioso como el oro, la sal, una de las pocas maneras que se tenía de conservar la carne, es decir, poniéndola en salazón).
Estos cuatro cuestores eran patricios hasta que el 345 ab urbe condita (309 a.C), los plebeyos pudieron ocupar tres de las cuatro plazas. Su número seguiría incrementándose hasta llegar a 40 en época de César. Más tarde su nombramiento pasó a los Comicios Tribunados. También existieron cuatro cuestores de la Marina, encargados de la administración de las cuatro bases navales romanas.
Finalmente se establecieron, junto a los cuestores existentes, los cuestores itálicos, con competencias para coordinar los censos de la parte de Italia sometida a Roma.
En un principio solo se podía ejercer como cuestor si se contaba con diez años de experiencia en el ejército. Esto cambió bajo el mandato de Sila, que estipulço un mínimo de 30 años de edad para poder ser elegido cuestor. El emperador Augusto bajó dicho límite hasta los 25 años y ordenó que el nombramiento pasara de los Comicios Tribunos al Senado.
Un cuestor no tenía derecho a escolta (lictor) pero sí a llevar toga con borde púrpura.
Con la República (420 a.C.), sus funciones pasaron a los cónsules que las delegaron en dos cuestores civiles (para el aerarium o Tesoro público) y dos cuestores militares (para las arcas del Ejército). Cuando un cónsul partía a una campaña militar le acompañaba uno de los cuestores que, en un principio, estaban encargados de gestionar la venta del botín (que se vendía a los pies de una lanza, es decir, sub hasta, que indicaba que los bienes eran propiedad de Roma) y cuyos beneficios podían repartirse entre las legiones o ser transferido al aerarium de Roma. También controlaban los fondos del ejército que habían recibido de Roma para pagar los gastos de la campaña y pagaban a los soldados su salario (del latín salarium, ya que podía ser pagado en parte en algo tan valioso como el oro, la sal, una de las pocas maneras que se tenía de conservar la carne, es decir, poniéndola en salazón).
Estos cuatro cuestores eran patricios hasta que el 345 ab urbe condita (309 a.C), los plebeyos pudieron ocupar tres de las cuatro plazas. Su número seguiría incrementándose hasta llegar a 40 en época de César. Más tarde su nombramiento pasó a los Comicios Tribunados. También existieron cuatro cuestores de la Marina, encargados de la administración de las cuatro bases navales romanas.
Finalmente se establecieron, junto a los cuestores existentes, los cuestores itálicos, con competencias para coordinar los censos de la parte de Italia sometida a Roma.
En un principio solo se podía ejercer como cuestor si se contaba con diez años de experiencia en el ejército. Esto cambió bajo el mandato de Sila, que estipulço un mínimo de 30 años de edad para poder ser elegido cuestor. El emperador Augusto bajó dicho límite hasta los 25 años y ordenó que el nombramiento pasara de los Comicios Tribunos al Senado.
Un cuestor no tenía derecho a escolta (lictor) pero sí a llevar toga con borde púrpura.