El príncipe celtíbero Alucio
El príncipe celtíbero Alucio estaba prometido a la princesa Iria. Cuando los romanos entraron en la ciudad de Qart-Hadast mandaron llamar a los familiares de los rehenes para entregárselos y entablar alianzas con sus pueblos.
El general Escipión otorgó la libertad a Iria y entregó al príncipe Alucio, como dote para la futura boda, el oro que los padres de su prometida Iria traían como rescate.
Agradecido por el gesto del general romano, Alucio puso a disposición de su ejército una tropa de 1.400 jinetes y le regaló un broquel (escudo labrado en plata). Escipión perdió el regalo vadeando el Ródano, que presuntamente fue encontrado en 1665 por unos pescadores que lo sacaron con sus redes.
El general Escipión otorgó la libertad a Iria y entregó al príncipe Alucio, como dote para la futura boda, el oro que los padres de su prometida Iria traían como rescate.
Agradecido por el gesto del general romano, Alucio puso a disposición de su ejército una tropa de 1.400 jinetes y le regaló un broquel (escudo labrado en plata). Escipión perdió el regalo vadeando el Ródano, que presuntamente fue encontrado en 1665 por unos pescadores que lo sacaron con sus redes.