Los Campos Elíseos
Los romanos creían que las almas de los difuntos viajaban al mundo subterráneo donde reinaba el Dios Plutón. Las almas eran conducidas por el Dios Mercurio. A este mundo accedían atravesando la laguna Estigia, en una balsa conducida por Caronte, que previo pago les conducía a la otra orilla. El mundo subterráneo estaba custodiado por un perro de tres cabezas, Can Cerbero. Allí, las almas eran juzgadas y tras el veredicto eran conducidas a la región de las almas bondadosas o malvadas.
Siete eran las zonas que se diferenciaban en el mundo de los muertos, siendo la séptima Los Campos Elíseos, a veces mencionados como las Llanuras Eliseanas, donde moraban en la eterna felicidad las almas bondadosas. Era el lugar sagrado donde las sombras de los hombres virtuosos y los guerreros heroicos llevaban una existencia dichosa y feliz, en medio de paisajes verdes y floridos. Allí la primavera era eterna y se podían bañar en las aguas termales del río Leteo, que hacían olvidar a los muertos su vida pasada.
La familia romana estaba tan unida que al fallecer uno de sus miembros pasaba a formar parte de los antepasados a los que había que rendir culto. Se convertía en uno de los protectores de la familia o Manes.
Cuando fallece alguno de sus miembros, en activo o no, la legión Rehenes de Carthago participa en la ofrenda a los caídos que coordina la Legio IV Quinto Trebelio el día posterior a la batalla en el monumento funerario de Torreciega.
A los Rehenes fallecidos:
2004 - Enrique Manzanares Elorriaga, Quique, escolta militar del Cuestor y socio fundador de la legión
2013 - Julián Vivancos Sánchez, escolta militar del Cuestor
2013 - Francisco Álvarez Martínez, cabo de tambores de la legión
2016 - Isidoro Marchán Zaplana, regidor de batalla, escolta militar y primer lictor del Cuestor
Requiescat in pace et in amore
Siete eran las zonas que se diferenciaban en el mundo de los muertos, siendo la séptima Los Campos Elíseos, a veces mencionados como las Llanuras Eliseanas, donde moraban en la eterna felicidad las almas bondadosas. Era el lugar sagrado donde las sombras de los hombres virtuosos y los guerreros heroicos llevaban una existencia dichosa y feliz, en medio de paisajes verdes y floridos. Allí la primavera era eterna y se podían bañar en las aguas termales del río Leteo, que hacían olvidar a los muertos su vida pasada.
La familia romana estaba tan unida que al fallecer uno de sus miembros pasaba a formar parte de los antepasados a los que había que rendir culto. Se convertía en uno de los protectores de la familia o Manes.
Cuando fallece alguno de sus miembros, en activo o no, la legión Rehenes de Carthago participa en la ofrenda a los caídos que coordina la Legio IV Quinto Trebelio el día posterior a la batalla en el monumento funerario de Torreciega.
A los Rehenes fallecidos:
2004 - Enrique Manzanares Elorriaga, Quique, escolta militar del Cuestor y socio fundador de la legión
2013 - Julián Vivancos Sánchez, escolta militar del Cuestor
2013 - Francisco Álvarez Martínez, cabo de tambores de la legión
2016 - Isidoro Marchán Zaplana, regidor de batalla, escolta militar y primer lictor del Cuestor
Requiescat in pace et in amore