Las Fiestas de Carthagineses y Romanos
Las Fiestas de Carthagineses y Romanos arrancaron en Septiembre del año 1.990 buscando dotar a la ciudad de unas fiestas populares.
Las fiestas pretenden, durante diez días de septiembre, rememorar los principales eventos que van desde que los carthagineses fundaron Quart-Hadast en el año 227 a. C., sobre un anterior asentamiento ibérico o tartésico tradicionalmente identificado como Mastia, hasta que fue tomada por los romanos en el año 209 a.C.
Las Fiestas están declaradas de Interés Turístico Nacional. La organización y coordinación general corre a cargo de la Federación de Tropas y Legiones., aunque romanos y carthagineses tengan además sus respectivas asociaciones propias.
Las fiestas pretenden, durante diez días de septiembre, rememorar los principales eventos que van desde que los carthagineses fundaron Quart-Hadast en el año 227 a. C., sobre un anterior asentamiento ibérico o tartésico tradicionalmente identificado como Mastia, hasta que fue tomada por los romanos en el año 209 a.C.
Las Fiestas están declaradas de Interés Turístico Nacional. La organización y coordinación general corre a cargo de la Federación de Tropas y Legiones., aunque romanos y carthagineses tengan además sus respectivas asociaciones propias.
Descarga el programa de las fiestas del año XXIV (2013) en el siguiente enlace:
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Una historia que vivimos, por Rosa Juaneda
Carthagineses y Romanos son unas fiestas históricas basadas escrupulosamente en unos momentos importantísimos de la historia de España, que tuvieron como protagonista, una veces directa y otras indirectamente, a la ciudad y a las gentes de
Cartagena.
Mucho antes de poner las fiestas en la calle, estuvimos considerando cuales podrían ser los hechos históricos más dignos de tener en cuenta, para resucitarlos y vivirlos en nuestra ciudad XXII siglos más tarde.
Aunque la antigüedad de Cartagena pasa de los 3.000 años, fue primero con los cartagineses y después con los romanos, cuando en los mapas de todo el mundo conocido, empezó a figurar nuestra ciudad como foco de cultura, de desarrollo y de importancia, por eso decidimos tomar como eje el entorno de la guerra púnica, considerando que fue en esta época cuando Cartagena entró en la historia por la puerta grande.
Cartagena.
Mucho antes de poner las fiestas en la calle, estuvimos considerando cuales podrían ser los hechos históricos más dignos de tener en cuenta, para resucitarlos y vivirlos en nuestra ciudad XXII siglos más tarde.
Aunque la antigüedad de Cartagena pasa de los 3.000 años, fue primero con los cartagineses y después con los romanos, cuando en los mapas de todo el mundo conocido, empezó a figurar nuestra ciudad como foco de cultura, de desarrollo y de importancia, por eso decidimos tomar como eje el entorno de la guerra púnica, considerando que fue en esta época cuando Cartagena entró en la historia por la puerta grande.
Durante varios meses estuvimos investigando los hechos puntuales que
deseábamos recordar con orgullo, para ponerlos en la calle en forma de
actos y desfiles.
Después de mucho consultar, tanto a los autores clásicos como a muchos escritores modernos, se decidió que la historia que queríamos recrear, en forma de Fiestas, era el espacio de tiempo que abarcaba desde la Fundación de QART-HADASTH por el carthaginés Asdrúbal hasta su conquista por el romano Escipión y su ocupación posterior.
Después de mucho consultar, tanto a los autores clásicos como a muchos escritores modernos, se decidió que la historia que queríamos recrear, en forma de Fiestas, era el espacio de tiempo que abarcaba desde la Fundación de QART-HADASTH por el carthaginés Asdrúbal hasta su conquista por el romano Escipión y su ocupación posterior.
De Qart-Hadast a Carthago-nova
Decidimos rescatar de los libros aquellos hechos gloriosos protagonizados por los dos generales más grandes de la antigüedad: Aníbal Barca y Publio C. Escipión, y nos pusimos manos a la obra.
Esta es de forma abreviada la historia que, año tras año, una década ya, vivimos los cartageneros y todos los que nos visitan cuando llega la quincena del mes de septiembre.
Corre el año 223 a.C. La ocupación cartaginesa de la península es ya un hecho. Después de la derrota sufrida frente a las islas Egadas, que significó la pérdida de Sicilia y otras posesiones, los púnicos necesitaban nuevos territorios donde asentarse y con los que mantener un comercio estable, a fin de resarcirse de la gran carga económica que supuso para Carthago el tributo pagado a Roma al finalizar la guerra púnica.
Amilcar Barca, estratega cartaginés, había llegado a la península buscando en Iberia el poder perdido por su patria en otros puntos del Mediterráneo.
Las antiguas factoría fenicias esparcidas por la costa ibérica, recibieron a estos parientes, guerreros y comerciantes, con los brazos abiertos, y los carthagineses fueron fundando nuevas ciudades, no solo en la costa, sino en el interior, entre las tribus celtíberas.
Los pueblos ibéricos se sometían fácilmente a los norteafricanos gracias a una política de pactos que beneficiaba a ambas partes, con lo que cada vez iban ganando más aliados.
Amilcar fue fundando ciudades sobre todo en la línea del río Ebro, pero Gades, la actual Cádiz era el centro político, económico y militar.
Los pueblos ibéricos se sometían fácilmente a los norteafricanos gracias a una política de pactos que beneficiaba a ambas partes, con lo que cada vez iban ganando más aliados.
Amilcar fue fundando ciudades sobre todo en la línea del río Ebro, pero Gades, la actual Cádiz era el centro político, económico y militar.
Muerto Amilcar en el transcurso de una batalla, su yerno Asdrúbal toma el mando del ejército y buscando una base marítima desde donde poder operar libremente, llega a la ciudad de los Mastienos o masienos.
A la vista de Mastia, Asdrúbal, que podía haberla arrasado a sangre y fuero, decide pactar con el pueblo que la habita, y entra en ella pacíficamente, fundando la que seria la principal base de operaciones cartaginesa en todo el Mediterráneo, la ciudad nueva: Qart-Hadasth.
Asdrúbal engrandece la ciudad, construye en ella palacios y templos y la rodea de altas murallas que la hacen casi inexpugnable.
Tomó como esposa a la hija de un reyezuelo local y ejerció una política de tolerancia y amistad con las tribus vecinas que le trataban como a un rey.
Qart-Hadast era el centro económico desde donde se comerciaba directamente con Carthago y con todo el norte de África.
El joven estratega continúa con sus preparativos militares encaminados a conseguir el propósito que su padre no pudo lograr, combatir a Roma en su propio suelo, marchar a Italia.
Mientras tanto, crecen los problemas en la ciudad griega de Sagunto, puesta bajo la protección de Roma, aunque estaba situada en territorio bajo el dominio de Carthago, Aníbal que quiere abandonar pronto la península, no puede dejar a sus espaldas una ciudad prorromana, y acude a atacar Sagunto a pesar los continuos avisos romanos para persuadirlo (219 a.C.)
Sagunto, después de un largo sitio cae en poder del carthaginés y Roma declara la guerra a Carthago. Era la excusa que Aníbal necesitaba para marchar hacia Roma.
En Qart-Hadasth reina una gran animación. Un poderoso ejército se prepara para marchar hacia el norte. Desde África llegan contingentes de libios y númidas, las tribus ibéricas también acuden a la llamada.
Decenas de barcos van llegando al puerto trayendo una carga nunca vista en la península: la poderosa máquina de guerra de Carthago, el elefante africano.
Es el año 218 a.C. Desde Qart-Hadasth, al mando del general Aníbal Barca, estratega de Libia y de Iberia parte un poderoso ejército formado por 90.000 infantes, 12.000 jinetes y 50 elefantes. Destino: desconocido.
Aníbal no revelará a sus hombres hacia donde se dirigen hasta llegar a los montes Pirineos. Allí les explica el plan; atravesarán los Alpes, entrarán en Italia por el norte. Llevarán la guerra a suelo romano. El estratega da libertad a las tribus que les acompañan para abandonar si así lo desean.
Algunos se van, pero son muchos más lo que se le van uniendo según avanza el ejército. Aníbal nunca regresaría a Qart-Hadasth.
En Italia sembraría el caos entre las legiones romanas, Trebia, Tesino, Trasimeno y el desastre de Cannas dejan a Italia desguarnecida y prácticamente en manos de Aníbal, pero inexplicablemente, no se atrevió a entrar en Roma, aunque estuvo “Ad portas”.
Casi 19 años duró la campaña italiana de Aníbal. Mientras, la Qart-Hadasth de Iberia continuaba su ritmo vital gobernada por la mano férrea de los carthagineses.
Después del sitio y caída de Sagunto, Roma mandó legiones a la península Ibérica. Los cónsules Publio y Cneo Escipión murieron combatiendo contra los carthagineses. Publio Conelio Escipión, hijo y sobrino de los dos anteriores, desembarcó en Tarragona con un objetivo fijo: Terminar con el poder de Carthago. Para ello planea atacar donde más daño puede hacer, en la capital, en Qart-Hadasth.
Desde Tarragona, marcha al frente de varias legiones de veteranos y da el mando de la escuadra a Cayo Lelio en una estrategia combinada para llegar a la vez a la ciudad carthaginesa.
Al fin llegan a Qart-Hadasth y en un ataque a la vez por mar y por tierra, mientras la flota romana bombardea la muralla y ataca a los confiados barcos carthagineses impidiéndoles maniobrar, Escipión llega por la retaguardia atravesando la laguna interior o estero que se encontraba a espaldas de la ciudad.
Los defensores, apenas tienen capacidad de reacción. El grueso del ejército carthaginés se encuentra de maniobras a varios días de la ciudad y en su interior hay menos de 2.000 defensores. El combate es intenso pero las legiones romanas les aventajan en número.
La formidable máquina de guerra romana es imparable. En apenas 48 horas, la altiva Qart-Hadasth, la capital púnica de Iberia, cae en manos de Roma. Es la primavera del año 209 a.C. Escipión entra triunfante en la ciudad sometiendo los últimos focos de resistencia.
Aún tendrá que apaciguar los ánimos de sus tropas que discuten por saber quien ha entrado antes a la asediada ciudad y optaría al premio de la Corona Mural. Escipión es tajante.
Otorgaría dos coronas murales. No había discusión. El legionario Quinto Trebelio y el marino Sexto Digicio pasan desde entonces a formar parte de la historia de nuestra ciudad.
En los meses siguientes el romano reorganizará la administración de la nueva colonia y convocará unos juegos fúnebres para honrar la memoria de su padre y de su tío.
Carthago-Nova entra a formar parte de Roma y será la capital de la provincia interior.
Todavía durante unos años, Aníbal luchará en Italia y Escipión en Hispania pretendiendo engrandecer sus respectivos imperios, pero están destinados a enfrentarse y será en Carthago, en las llanuras de Zama, donde el destino dará a Escipión el triunfo bélico, que supondría el principio del fin Carthaginés.
Esta breve reseña histórica ha querido ser una síntesis de lo que en las Fiestas de Carthagineses y Romanos representamos en Cartagena.
Los cartageneros nos sentimos orgullosos de nuestra ciudad y de lo que su nombre ha supuesto en la historia de España, por eso, 22 siglos después de que sucedieran aquellos hechos, los hemos traído al presente para vivirlos con el más absoluto respeto hacia nuestros ancestros, y todo el cariño a nuestros paisanos y a los miles de forasteros que nos visitan. Cada mes de septiembre, Asdrúbal vuelve a fundar esta bella ciudad mediterránea poniéndole el mismo nombre que a su patria africana: Qart-Hadast, y el Senado de Roma declarará formalmente la guerra a Carthago después de la toma de Sagunto.
Cada septiembre nos recreamos en las fastuosas Bodas de Aníbal e Himilce, le pedimos a la diosa Tanit, un oráculo favorable, nos extasiamos con los grandes juegos del Circo Romano, acompañamos a Aníbal a Roma y participamos en la incruenta y espectacular batalla por conquistar Qart-Hadasth, que al final será romana.
Liberaremos a los rehenes que tenía Carthago, concederemos en recuerdo de Escipión, las 2 coronas murales, rendiremos homenaje a los bravos soldados que escribieron esas heroicas páginas y disfrutaremos con los desfiles que nos transportarán a otras épocas.
Cada septiembre, miles de cartageneros nos vestimos de Historia para vivirla, en los mismos lugares donde sucedieron los hechos que recordamos. Cada septiembre, desde hace una década, Cartagena es un gigantesco escenario en el que más de 5.000 actores devuelven a la ciudad un pasado histórico del que estamos orgullosos.
Cuando llega la 2ª quincena de septiembre, la historia se escapa de los libros para instalarse en las calles y plazas de Mastia, Qart-Hadasth o Carthago-Nova.
En Cartagena, la historia se vive día a día en las Fiestas de Carthagineses y Romanos.
...Llega septiembre. Hacemos historia. Se levanta el telón.
Mª Rosario Juaneda Zaragoza
Cronista de las Fiestas de Carthagineses y Romanos (1952 – 2008)
Decidimos rescatar de los libros aquellos hechos gloriosos protagonizados por los dos generales más grandes de la antigüedad: Aníbal Barca y Publio C. Escipión, y nos pusimos manos a la obra.
Esta es de forma abreviada la historia que, año tras año, una década ya, vivimos los cartageneros y todos los que nos visitan cuando llega la quincena del mes de septiembre.
Corre el año 223 a.C. La ocupación cartaginesa de la península es ya un hecho. Después de la derrota sufrida frente a las islas Egadas, que significó la pérdida de Sicilia y otras posesiones, los púnicos necesitaban nuevos territorios donde asentarse y con los que mantener un comercio estable, a fin de resarcirse de la gran carga económica que supuso para Carthago el tributo pagado a Roma al finalizar la guerra púnica.
Amilcar Barca, estratega cartaginés, había llegado a la península buscando en Iberia el poder perdido por su patria en otros puntos del Mediterráneo.
Las antiguas factoría fenicias esparcidas por la costa ibérica, recibieron a estos parientes, guerreros y comerciantes, con los brazos abiertos, y los carthagineses fueron fundando nuevas ciudades, no solo en la costa, sino en el interior, entre las tribus celtíberas.
Los pueblos ibéricos se sometían fácilmente a los norteafricanos gracias a una política de pactos que beneficiaba a ambas partes, con lo que cada vez iban ganando más aliados.
Amilcar fue fundando ciudades sobre todo en la línea del río Ebro, pero Gades, la actual Cádiz era el centro político, económico y militar.
Los pueblos ibéricos se sometían fácilmente a los norteafricanos gracias a una política de pactos que beneficiaba a ambas partes, con lo que cada vez iban ganando más aliados.
Amilcar fue fundando ciudades sobre todo en la línea del río Ebro, pero Gades, la actual Cádiz era el centro político, económico y militar.
Muerto Amilcar en el transcurso de una batalla, su yerno Asdrúbal toma el mando del ejército y buscando una base marítima desde donde poder operar libremente, llega a la ciudad de los Mastienos o masienos.
A la vista de Mastia, Asdrúbal, que podía haberla arrasado a sangre y fuero, decide pactar con el pueblo que la habita, y entra en ella pacíficamente, fundando la que seria la principal base de operaciones cartaginesa en todo el Mediterráneo, la ciudad nueva: Qart-Hadasth.
Asdrúbal engrandece la ciudad, construye en ella palacios y templos y la rodea de altas murallas que la hacen casi inexpugnable.
Tomó como esposa a la hija de un reyezuelo local y ejerció una política de tolerancia y amistad con las tribus vecinas que le trataban como a un rey.
Qart-Hadast era el centro económico desde donde se comerciaba directamente con Carthago y con todo el norte de África.
El joven estratega continúa con sus preparativos militares encaminados a conseguir el propósito que su padre no pudo lograr, combatir a Roma en su propio suelo, marchar a Italia.
Mientras tanto, crecen los problemas en la ciudad griega de Sagunto, puesta bajo la protección de Roma, aunque estaba situada en territorio bajo el dominio de Carthago, Aníbal que quiere abandonar pronto la península, no puede dejar a sus espaldas una ciudad prorromana, y acude a atacar Sagunto a pesar los continuos avisos romanos para persuadirlo (219 a.C.)
Sagunto, después de un largo sitio cae en poder del carthaginés y Roma declara la guerra a Carthago. Era la excusa que Aníbal necesitaba para marchar hacia Roma.
En Qart-Hadasth reina una gran animación. Un poderoso ejército se prepara para marchar hacia el norte. Desde África llegan contingentes de libios y númidas, las tribus ibéricas también acuden a la llamada.
Decenas de barcos van llegando al puerto trayendo una carga nunca vista en la península: la poderosa máquina de guerra de Carthago, el elefante africano.
Es el año 218 a.C. Desde Qart-Hadasth, al mando del general Aníbal Barca, estratega de Libia y de Iberia parte un poderoso ejército formado por 90.000 infantes, 12.000 jinetes y 50 elefantes. Destino: desconocido.
Aníbal no revelará a sus hombres hacia donde se dirigen hasta llegar a los montes Pirineos. Allí les explica el plan; atravesarán los Alpes, entrarán en Italia por el norte. Llevarán la guerra a suelo romano. El estratega da libertad a las tribus que les acompañan para abandonar si así lo desean.
Algunos se van, pero son muchos más lo que se le van uniendo según avanza el ejército. Aníbal nunca regresaría a Qart-Hadasth.
En Italia sembraría el caos entre las legiones romanas, Trebia, Tesino, Trasimeno y el desastre de Cannas dejan a Italia desguarnecida y prácticamente en manos de Aníbal, pero inexplicablemente, no se atrevió a entrar en Roma, aunque estuvo “Ad portas”.
Casi 19 años duró la campaña italiana de Aníbal. Mientras, la Qart-Hadasth de Iberia continuaba su ritmo vital gobernada por la mano férrea de los carthagineses.
Después del sitio y caída de Sagunto, Roma mandó legiones a la península Ibérica. Los cónsules Publio y Cneo Escipión murieron combatiendo contra los carthagineses. Publio Conelio Escipión, hijo y sobrino de los dos anteriores, desembarcó en Tarragona con un objetivo fijo: Terminar con el poder de Carthago. Para ello planea atacar donde más daño puede hacer, en la capital, en Qart-Hadasth.
Desde Tarragona, marcha al frente de varias legiones de veteranos y da el mando de la escuadra a Cayo Lelio en una estrategia combinada para llegar a la vez a la ciudad carthaginesa.
Al fin llegan a Qart-Hadasth y en un ataque a la vez por mar y por tierra, mientras la flota romana bombardea la muralla y ataca a los confiados barcos carthagineses impidiéndoles maniobrar, Escipión llega por la retaguardia atravesando la laguna interior o estero que se encontraba a espaldas de la ciudad.
Los defensores, apenas tienen capacidad de reacción. El grueso del ejército carthaginés se encuentra de maniobras a varios días de la ciudad y en su interior hay menos de 2.000 defensores. El combate es intenso pero las legiones romanas les aventajan en número.
La formidable máquina de guerra romana es imparable. En apenas 48 horas, la altiva Qart-Hadasth, la capital púnica de Iberia, cae en manos de Roma. Es la primavera del año 209 a.C. Escipión entra triunfante en la ciudad sometiendo los últimos focos de resistencia.
Aún tendrá que apaciguar los ánimos de sus tropas que discuten por saber quien ha entrado antes a la asediada ciudad y optaría al premio de la Corona Mural. Escipión es tajante.
Otorgaría dos coronas murales. No había discusión. El legionario Quinto Trebelio y el marino Sexto Digicio pasan desde entonces a formar parte de la historia de nuestra ciudad.
En los meses siguientes el romano reorganizará la administración de la nueva colonia y convocará unos juegos fúnebres para honrar la memoria de su padre y de su tío.
Carthago-Nova entra a formar parte de Roma y será la capital de la provincia interior.
Todavía durante unos años, Aníbal luchará en Italia y Escipión en Hispania pretendiendo engrandecer sus respectivos imperios, pero están destinados a enfrentarse y será en Carthago, en las llanuras de Zama, donde el destino dará a Escipión el triunfo bélico, que supondría el principio del fin Carthaginés.
Esta breve reseña histórica ha querido ser una síntesis de lo que en las Fiestas de Carthagineses y Romanos representamos en Cartagena.
Los cartageneros nos sentimos orgullosos de nuestra ciudad y de lo que su nombre ha supuesto en la historia de España, por eso, 22 siglos después de que sucedieran aquellos hechos, los hemos traído al presente para vivirlos con el más absoluto respeto hacia nuestros ancestros, y todo el cariño a nuestros paisanos y a los miles de forasteros que nos visitan. Cada mes de septiembre, Asdrúbal vuelve a fundar esta bella ciudad mediterránea poniéndole el mismo nombre que a su patria africana: Qart-Hadast, y el Senado de Roma declarará formalmente la guerra a Carthago después de la toma de Sagunto.
Cada septiembre nos recreamos en las fastuosas Bodas de Aníbal e Himilce, le pedimos a la diosa Tanit, un oráculo favorable, nos extasiamos con los grandes juegos del Circo Romano, acompañamos a Aníbal a Roma y participamos en la incruenta y espectacular batalla por conquistar Qart-Hadasth, que al final será romana.
Liberaremos a los rehenes que tenía Carthago, concederemos en recuerdo de Escipión, las 2 coronas murales, rendiremos homenaje a los bravos soldados que escribieron esas heroicas páginas y disfrutaremos con los desfiles que nos transportarán a otras épocas.
Cada septiembre, miles de cartageneros nos vestimos de Historia para vivirla, en los mismos lugares donde sucedieron los hechos que recordamos. Cada septiembre, desde hace una década, Cartagena es un gigantesco escenario en el que más de 5.000 actores devuelven a la ciudad un pasado histórico del que estamos orgullosos.
Cuando llega la 2ª quincena de septiembre, la historia se escapa de los libros para instalarse en las calles y plazas de Mastia, Qart-Hadasth o Carthago-Nova.
En Cartagena, la historia se vive día a día en las Fiestas de Carthagineses y Romanos.
...Llega septiembre. Hacemos historia. Se levanta el telón.
Mª Rosario Juaneda Zaragoza
Cronista de las Fiestas de Carthagineses y Romanos (1952 – 2008)
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